Sobre el Festival Belles Latinas, en El Nuevo Herald


Aquí les dejo mi crónica para El Nuevo Herald del festival literario Belles Latinas, en el que tuve el gusto de participar durante el mes de octubre (2 semanas). Una oportunidad única para intercambios con estudiantes de universidades y grandes escuelas de Lyon, y visitar también la región del Jura, en donde presenté mi novela “Vidalina” (traducción francesa de “Deja que se muera España”) en Dole. 

Enlace: Las Belles Latinas desde Lyon para y sobre América Latina




Y se los copio también por si no pueden abrirlo:

Las Belles Latinas, desde Lyon para y sobre América Latina

William Navarrete* / El Nuevo Herald, 12 de noviembre de 2020

 

He asistido a muchos festivales, salones del libro y ferias en Francia u otros países de Europa y América. Este año, por las condiciones impuestas por la pandemia planetaria, casi todos estos encuentros han sido anulados o pospuestos hasta que corran tiempos mejores. En la ciudad de Lyon y su región, por tener un concepto completamente diferente, se celebraron las “Belles Latinas”, un festival atípico en que participé junto a otros autores.  

Belles Latinas es el epicentro cultural hispanoamericano en la región Ródano-Alpes. El festival fue creado en 2002 por la asociación Nouveaux Espaces Latinos (Nuevos Espacios Latinos) con sede en la calle Diderot del empinado barrio La Croix-Rousse, uno de los más emblemáticos de Lyon por haber sido el feudo de los obreros de la seda, los famosos “canuts”. Creada en 1984, gracias a la voluntad y el deseo de los periodistas chilenos Januario Espinosa y Olga Barry, la asociación da visibilidad en Francia a la cultura hispanoamericana en general.

“En nuestros inicios contamos con el apoyo y entusiasmo de Michel Schneider, y desde entonces hemos organizado cientos de eventos. Por aquí han pasado muchos autores latinoamericanos, aunque también invitamos a escritores franceses cuyas obras abordan el universo latino”, explica Januario Espinosa.

La asociación y el festival cuentan con gran número de colaboradores, asociados y voluntarios. También publican una revista trimestral, cuya edición 304, correspondiente al periodo julio-septiembre de 2020, se hace eco del movimiento femenino en favor de diversas causas en todo el continente americano.

Asimismo, desde hace siete años celebran el festival Bellas Francesas, en que se invita a autores franceses a América Latina, siendo hasta ahora Chile, Colombia y, este año Perú, los anfitriones. A diferencia de Belles Latinas, en que los invitados han sido traducidos al francés, la edición francesa también permite dar a conocer en América Latina a autores galos que nunca han sido publicados en español. Y en 2015, se inauguró la Primavera Latina, una cita anual a fines de mayo, que tiene lugar en la región francesa Ródano-Alpes con conferencias, películas y documentales, además de eventos musicales y teatrales, así como exposiciones de arte. Otro evento que organizan desde hace 14 años, el Festival Documental, acaba de ser diferido debido al segundo confinamiento general decretado hace unos días en Francia.

“Soy un exiliado chileno atípico. Siempre me he opuesto a todas las dictaduras, ya sean de derechas como de izquierdas”, me cuenta Januario Espinosa. “Apenas llegado a Francia a principio de los años 1970 me invitaron a Polonia y pude darme cuenta de que ese modelo tampoco era lo ideal”.

Cierto es que, si recorremos la lista de más de 250 escritores presentes durante los últimos 19 años apreciamos el amplio espectro de tendencias, estilos y géneros, sin sectarismos ni favoritismos, que caracteriza a estos encuentros. Para la edición de 2020, en que resultaba imposible atravesar el Atlántico, asistimos autores latinoamericanos que, por diferentes motivos, residimos en Europa. Entre estos, el argentino Eduardo Berti, el mexicano Jordi Soler o el chileno Gilberto Villarroel. No obstante, hubo encuentros virtuales con el autor mexicano Antonio Ortuño, el chileno Mauricio Segura desde Canadá, o el brasilero Carlos Marcelo desde su país. Además, se invitó a escritores franceses que han publicado recientemente obras de temas latinoamericanos como Michelle Teysseyre con su novela Patagonia o Isabelle Mayault con Una larga noche mexicana.

Una de las particularidades de Belles Latinas es la organización de intercambios entre autores y estudiantes de instituciones académicas de Lyon, Saint-Etienne, Montpellier, Grenoble, Nantes, Nimes y otras ciudades de Francia. Los alumnos, orientados por sus profesores, preparan la acogida del autor del que estudian durante un semestre la obra por la que se le ha invitado. Así, las Universidades de Lyon III, Saint-Etienne, la Escuela Central de Lyon, la Escuela Normal Superior, el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas (INSA) y su programa Amerinsa, que consiste en un intercambio entre estudiantes latinoamericanos y franceses, entre otras grandes escuelas, se benefician con la presencia de los autores y, estos últimos, ganan en visibilidad gracias al Festival.

Los encuentros son enriquecedores, pues suele tratarse de estudiantes con alto nivel académico que estudian español en sus carreras. Mediatecas, bibliotecas, espacios culturales y librerías de diferentes partes reciben también a los invitados. En mi caso, me desplacé hasta Dole, en el Jura francés –región limítrofe con Suiza– a dos horas de Lyon, en que la librería Passerelle en coordinación con el festival y otra asociación cultural hispanoamericana, presentaron mi última novela. En Francia, solo otras dos ciudades organizan grandes encuentros de artes y letras latinoamericanas: Biarritz y su festival Amérique Latine, y Toulouse con el festival Cinelatino.

Siempre optimista, Januario Espinosa guía a sus invitados a través de Lyon, ciudad donde vive desde hace más de cuatro décadas. Entre presentaciones y encuentros los autores recorren la cuna de la gastronomía francesa, y disfrutan también de aquello que André Gide llamó “alimentos terrestres”, los que despiertan los sentidos, ya sea mediante las múltiples facetas culturales de la urbe, sus museos, sitios arqueológicos, o sus excelentes “bouchons”, restaurantes de cocina tradicional en que se pueden degustar especialidades locales.

El festival deja tiempo libre para recorrer los sitios de interés. Para los autores es importante encontrarse con el lector, pero también mirar, escudriñar y perderse en el tejido urbano en busca de aquellas historias que un día poblarán sus libros.

Entre encuentros y conferencias algunos tomaron el viejo funicular de La Fourviere para visitar el fabuloso Museo romano, junto al teatro y el odeón de la antigua Lugdunum, uno de los sitios romanos mejor conservados de Francia. Otros recorrieron la rica colección del Museo de Bellas de Artes, uno de los primeros museos estatales del país, fundado en 1801, así como el Museo de la Imprimería, ya que Lyon se enorgullece de ser la cuna de la imprenta, después de París y Venecia, a partir de 1473. Y hubo hasta quien se perdió en los numerosos “traboules”, esos pasadizos que comunican los edificios de la ciudad, verdaderos laberintos de patios interiores y pasillos que nunca sabemos en dónde desembocan.

En 2021, Belles Latinas celebrará su vigésimo aniversario. Nuevos autores, viejos conocidos, cientos de historias e ideas, productivos encuentros y no pocas anécdotas se darán cita o emergerán de esta nueva cita con las letras. En la sede de Espaces Latinos en la Croix-Rousse, asociados y colaboradores ya preparan los próximos eventos.


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