Encuentro con Craig Robins, promotor y coleccionista visionario de Miami - El Nuevo Herald
Me encuentro en el Design District con Craig Robins, uno de los personajes clave del desarrollo cultural de Miami. Almorzamos en Le Jardinier, el restaurante del sello francés de Joël Rebuchon. Se los cuento en El Nuevo Herald dominical.
Enlace: Craig Robins, un promotor y coleccionista de arte visionario / El Nuevo Herald / William Navarrete
Craig Robins, un promotor
y coleccionista de arte visionario
William Navarrete*
Craig Robins es uno de esos hombres
visionarios que marcan la ciudad en la que viven. En este caso, Miami, en donde
nació en 1963. Estudió Historia del Arte en Barcelona durante los primeros años
del postfranquismo y, más tarde, Derecho, disciplina que terminó en 1987. Gracias
a este cúmulo de vivencias, en que también aprendió el castellano in situ
(cuando todavía se estudiaba en las universidades catalanas) pudo entender que
su país natal no era el centro del mundo. Algo que tendrá importancia capital
en su visión global y en los proyectos que llevará a cabo en el sur de la
Florida.
“Lo primero que hice para integrarme a la
cultura hispánica fue excluir de mi círculo a los estudiantes anglófonos. No
demoré en comprender que el Barrio Gótico de Barcelona precedía en siglos al nacimiento
de mi propio país, es decir, que Estados Unidos no era, como muchos pretendían,
el centro del universo”, confiesa. En España estudió a los maestros del Prado
madrileño (Velázquez, El Greco, Rubens, y el propio Goya del que posee tres
grabados en su colección), un buen inicio para alguien que siempre quiso crecer
a la par de su tiempo.
Tras convertirse en promotor inmobiliario
de Miami Beach, fue uno de los responsables en la preservación, en la década de
1980, de la arquitectura art Déco de este barrio que salvó de la demolición. Por
ello la ciudad-balneario es hoy mucho más que una simple playa para turistas necesitados
de sol. Así fue como, junto a sus asociados, adquirió edificios de gran valor
histórico, pero en mal estado, para protegerlos como conjunto arquitectónico
coherente, introduciendo un concepto innovador en el país que estaba más a tono
con el tratamiento que se da a los centros urbanos y peatonales en Europa que
con el décor de opereta a la manera de Disney World común en
Norteamérica.
De estas ideas nació DACRA en 1988, la
empresa cuya sede fijó primero en Lincoln Road Mall. La década de 1990 coincidió
con el comienzo de su afición por el coleccionismo de arte. “Una pasión que
viene de lejos pues recuerdo cuando me gradué mi padre quiso congratularme con
un Rolex, pero yo preferí una obra de arte en su lugar”.
Con el tiempo fueron entrando en el
catálogo artistas conceptuales y algunos latinoamericanos. Aunque actualmente
se muestra más interesado por la figuración, seguida del arte conceptual y,
finalmente, de la abstracción, no excluye nunca estilos ni géneros porque en
realidad lo que más le motiva es enfocarse en un artista y verlo evolucionar. Y
más que todo el deseo de descubrir siempre algo nuevo.
“Una de las primeras obras que adquirí
fue el texto-cuadro de John Baldassari Clement Greenberg, de 1967, pero
como en mi caso una obra siempre me ha llevado a otra compré luego un Marcel
Duchamp”, confiesa. De aquellos primeros pasos en el coleccionismo datan piezas
de artistas cubanos como Carlos Alfonzo, José Bedia y Rubén Torres-Llorca,
junto a las del catalán Antoni Miralda, de quien hasta hace poco conservaba una
góndola en forma de zapato que acaba de donar a S. M. Sofía de Grecia, Reina
Emérita de España.
“Fue una etapa muy interesante de mi
vida, en la que aprendí mucho del artista cubanoamericano César Trasobares, y
junto a Miralda, creador del primer logo de mi empresa DACRA, y su esposa
Monse, formábamos una gran familia”.
Fueron entrando en su colección otros
artistas como Kenny Scharf al tiempo que maduraba la idea de cambiar
radicalmente la imagen exterior de Miami. Esa oportunidad surgió en 2002 cuando
se convirtió en uno de los artífices de la edición norteamericana de Art Basel,
evento que ha coloca a la Ciudad del Sol en el epicentro del arte mundial cada
año.
“Con Art Basel llegábamos a algo concreto
en nuestro deseo de hacer de Miami una vitrina más allá de la moda. Viajando
por el mundo, y visitando fundamentalmente las ferias de Milán, entendí la
necesidad de introducir un Art Basel dedicado al diseño del mobiliario entendido
como arte”. Así nació Design Miami / Basel, que creó en 2005. “Miami devino el
primer sitio en que el mueble sería tratado como arte y es algo de lo que estoy
muy orgulloso”, comenta mientras me indica dos piezas de su colección
realizadas por el diseñador francés Jean Prouvé, icono del mueble funcional.
Hoy DACRA tiene su sede en el llamado
Miami Design District, un barrio único en su tipo en todo el mundo que Craig
Robins concibió palmo a palmo a lo largo de 18 manzanas, situadas en el centro
de la ciudad, en una zona antes decadente en la que empezó a comprar los
primeros edificios a principios de este siglo. Es evidente que una de sus preocupaciones
fundamentales ha sido siempre el desarrollo urbano funcional en donde comercios
y arte formen parte de un espacio público accesible a la vista de todos.
“Primero creé un
proyecto a menor escala en Allison Island, en donde estaba el abandonado St.
Francis Hospital, sitio en que nací. Este proyecto inmobiliario llamado Aqua lo
pensamos como un nuevo urbanismo en donde las pinturas murales (la de Richard
Tuttle, por ejemplo) embellecieran el lugar y no se perdiera la escala humana”.
Muchos recordarán la armazón ya degradada de aquel antiguo centro fundado como
Allison Hospital en 1926 que Robins y el equipo de arquitectos convirtió en
área residencial de edificios de poca altura, muy lejos de la vulgaridad de
esos rascacielos que tapan el sol, hunden los suelos y dan una imagen agresiva
de Miami.
Hoy en día, la
colección de obras de arte de Craig Robins, cuenta con unas 1200 piezas, entre
las que sobresalen las de Nicole Eisenman, Shyama Golden, Mario Ayala, Jane Euler,
Isabelle Alburquerque, Kehinde Wiley (que comenzó a coleccionar mucho antes de
que hiciera el célebre retrato de Barack Obama), Rafa Esparza, Celeste
Dupuy-Spencer, Urs Fischer, Mike Kelley, entre unos 200 artistas más.
Particular interés tiene su colección de la artista sudafricana Marlene Dumas
de la que es probablemente el mayor coleccionista en el mundo y a la que el
Musée d’Orsay de París dedicó recientemente una gran exposición.
“Nunca compro una
obra pensando en el precio, ni suelo vender ninguna. Son poquísimas las que he vendido,
pero he donado unas 200 a museos de Miami porque pienso que es importante que
formen parte del patrimonio de mi comunidad”.
En cada Art Basel
muestra parte de su colección con nuevas adquisiciones. Este año la muestra se
enfocó en el tema de la dualidad y llevó por título: “Two of the Same Kind” y
comenzaba con sendos retratos dobles realizados en 1980 y 1984 por Andy Warhol
de Carol Soffer y Joan Robins, las madres de Robins y de su esposa actual, Jackie
Soffer respectivamente.
“Una exposición
en la que se insiste en la obra y su dualidad como puede apreciarse en muchos
ejemplos”, me explica Thomas Wheeler, guía didáctico, durante mi visita a la
muestra que cambiamos semestralmente y puede ser visitada mediante reservación.
Cuando le comento
a Craig Robins que me parece que ya es hora de que su colección le dé la vuelta
al mundo y se exhiba en París, Madrid, Londres o Milán sonríe. “Nunca he
buscado fama, ni fuerzo las situaciones. Si algo se concreta en este sentido es
porque llegó el momento, no porque lo provoqué. Nunca hago las cosas por
hacerlas sino buscando el “porqué” o la finalidad de cada acto. Solo en ese
sentido encuentro una real motivación para seguir haciendo y soñando, sin
perder nunca la noción de bienestar para mi comunidad”.
* Escritor
franco-cubano residente en París
(el autor
agradece a Ivelin Giró la coordinación de este encuentro)
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