La Piscina de Roubaix / El Nuevo Herald / William Navarrete
Aquí les dejo este artículo que escribí para el Herald sobre uno de los museos de Francia que más me ha gustado. Y que nunca había visitado: La Piscina, en Roubaix. Lo llaman “el Orsay del Norte”. Y muchas vistas que no aparecen en el diario.
enlace directo: La Piscina de Roubaix, el Orsay del norte de Francia / Nuevo Herald
La Piscina de Roubaix, el Orsay del norte
de Francia
William Navarrete*
Es sin lugar a duda uno de los museos más
hermosos que visto en mi vida. A pesar de que fue inaugurado hace ya unas dos
décadas nunca lo había visitado. Entre las razones, el hecho de que se encuentra
enclavado en una antigua ciudad industrial: Roubaix, sita en el noreste de
Francia que forma parte, hoy en día, de la gran metrópolis de Lille y
Tourcoing. La presencia desde el siglo XIX de importantes manufacturas de textil
la convirtió en polo de emigración obrera y, luego, de mano de obra extranjera.
La Piscina, como su nombre lo indica, era
un establecimiento balneario construido entre 1927 y 1932 por el arquitecto
francés Albert Baert, originario de Lille, en estilo art-deco, muy de moda en ese
periodo. Su construcción había formado parte de una política de higiene emprendida
entonces por los actores políticos de la época. La Piscina surgió como la más hermosa
realización de su tipo en toda Francia. Sus dimensiones olímpicas (50 metros de
largo) y las galerías de vitrales, así como su vasto jardín dan fe de ello. En
la década de 1970, el establecimiento empezaba a degradarse y fue cerrado
finalmente en 1985. Ocho años después comenzó la reconversión de este sitio excepcional
en museo a cargo del arquitecto parisino Jean-Paul Philippon.
Con un costo de casi 20 millones de euros,
más de la mitad subvencionados por el gobierno, La Piscina, convertida en Museo
de Arte y de Industria, abrió sus puertas en 2001. Sus colecciones se enriquecieron
con los fondos del antiguo Museo Industrial de Roubaix, creado en 1985, que
aportó importantes muestras de producción de textiles, y se amplió con obras de
artes decorativas y otros fondos de pinturas, esculturas, dibujos y objetos de
arte de finales del XIX y principios del XX, provenientes de diferentes colecciones
como la del industrial del ramo textil Henri Selosse, así como otros fondos pertenecientes
al Museo de Orsay.
La atmósfera que se desprende del espacio
central del museo, ocupado por la piscina, es de armonía y la luminosidad, a la
que se añade el agradable sonido del agua borboteando de la fuente que alimentaba
su gran estanque desde que fue construido. Para reducir el ancho de la piscina,
el arquitecto concibió sendas pasarelas en madera pulida sobre las que dispusieron
parte de las esculturas de la muestra permanente. Las antiguas taquillas fueron
transformadas en vitrinas con paredes de vidrio para acentuar la interrelación
con la propia piscina y dar mayor visibilidad a las obras expuestas.
Abundan las cerámicas de Picasso y las esculturas
de gran formato de Marcel Mérignargues, Charles-Marie-Félix Martin, Gustave
Miklos, Jean-Joseph Weertz, entre otros escultores del periodo. Lo que tal vez
aporta el sello distintivo al espacio en su conjunto es la ausencia de obras “vedettes”
de la historia de este género y la posibilidad de deambular libremente entre los
diferentes niveles con el agua como espejo que refleja desde diferentes ángulos
la belleza de las obras presentadas.
En una de las salas que rodean el patio
ajardinado podemos ver tres piezas de la mítica y malograda escultora francesa
Camille Claudel (1864-1943), colaboradora y amante de Auguste Rodin y hermana del
escritor Paul Claudel, internada por este último, en 1913 y hasta su muerte, en
el más absoluto anonimato de un manicomio. La Piscina exhibe tres de sus obras:
La pequeña castellana (1892), la segunda versión de la misma obra, de
1896 y Las conversadoras (1893-1895). Un lujo que pocos museos pueden
ofrecerse.
La Piscina posee un fabuloso restaurante
de época, también de estilo art-deco, administrado por Méert, célebre plurisecular
pastelería y salón de té de Lille. Un jardín botánico cuyas plantas han sido
concebidas a partir de fibras textiles imita el concepto cisterciense de patio
interior. En 2011, el mismo arquitecto encargado de la rehabilitación de la
piscina realizó la ampliación con 2000 metros suplementarios dedicados a la
historia de la ciudad de Roubaix, a exposiciones temporales, la reconstitución
del taller del escultor Henri Bouchard y el gran lienzo Panorama del Ayuntamiento
de Roubaix (1911), desaparecido desde la época de su creación hasta que fue
encontrado en las buhardillas del propio Ayuntamiento en los años 1990y restaurado.
A lo largo de la visita descubrimos un
cuadro de Ingrès, el hermoso óleo Tren en la estación (1935) de Raoul
Dufy, cuadros de Pierre Bonnard o Mondrian, esculturas de Bourdelle, Zadkine,
Giacometti, Gargallo o Rodin, pero sobre todo una enorme variedad de obras de
artistas plásticos que no tienen el renombre de aquellos que la Historia del
Arte ha canonizado y que, como Rémy Cogghe –autor local de un lienzo sobre las
peleas de gallos en Flandes, una de las aficiones locales– son de calidad extraordinaria
y han permanecido fuera de los cenáculos de la crítica del siglo pasado.
El calendario de actividades paralelas de
La Piscina merece mención aparte. A partir de octubre de 2023 y hasta enero del
año siguiente se expondrán las muestras “Chagall político”, “Georges Arditi”, (pintor
de origen greco-español nacido en Marsella), “Claude Simón”, entre otras. La
Piscina acaba de recibir la donación de obras de Jean Cocteau, Víctor Hugo,
Vuillard, Dezeuze, Dalí, Alechinsky, Zao Wou-Ki, entre otros conocidos
artistas, que se mostrará a partir de febrero de 2024. Completan el programa
los ciclos de conferencias, los talleres para niños y jóvenes, los conciertos y
las visitas guiadas.
Un viaje à
Roubaix puede completarse con un recorrido por su
gran plaza (donde se encuentran el Ayuntamiento y la iglesia parroquial San
Martín), así como una visita a la Villa Cavrois, encargada en 1929 por Paul
Cavrois, un industrial local, al arquitecto y diseñador parisino Robert Mallet-Stevens,
símbolo del Modernismo de la primera mitad del siglo XX y abierta al publico en
2015. Los interesados en el arte del textil podrán visitar también La
Manufactura, un museo completamente dedicado a esta manifestación, motor
económico de la región. Incluso existe la posibilidad de adquirir una entrada
combinada de La Piscina con la Villa o La Manufactura.
* escritor establecido en París
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