Helsinki, capital del diseño y del modernismo escandinavo / Nuevo Herald
Estuve en Helsinki hace apenas tres meses y lo cuento en el Herald. Les dejo el enlace, copio el artículo y al final pongo fotos nuevas:
Link: Helsinki, capital del diseño y delmodernismo escandinavo / William Navarrete / Nuevo Herald
Helsinki, capital del diseño y del
modernismo escandinavo
William Navarrete*
Llegué a Helsinki, la capital de
Finlandia, en pleno otoño, convencido de que no debía ser la mejor estación del
año para visitar un país nórdico. El termómetro apenas sobrepasaba el punto de
congelación, aun así me abrigué bien, pedí en el hotel un mapa con las
indicaciones de los sitios de mayor interés y salí a caminar la ciudad báltica
de apenas más de medio millón de habitantes a la que llaman “la capital del
diseño”.
Comencé mi visita por el paseo llamado
Esplanaden que cambia de nombre a lo largo de las cinco o seis manzanas que
atraviesa. Como muchas avenidas arboladas, posee una alameda central con
árboles, fuentes y monumentos y, en su lado norte, las tiendas más elegantes de
la ciudad. Lo primero que llama la atención es la calidad y originalidad de la
arquitectura de principios del siglo XX. A una manzana del elegante hotel Kamp,
el Robert’s Coffee Jugend ocupa un antiguo banco art-Nouveau, influenciado por
la corriente modernista del centro de Europa. Unos 600 edificios y casas de
Helsinki datan de ese periodo y, en el caso del que nos ocupa, el antiguo banco
data de 1815-1827, pero fue rehabilitado para en 1904 por el arquitecto
finlandés Lars Sonck siguiendo los principios estéticos del art-Nouveau.
En una de las esquinas se halla la tienda
Arabia, elegante vitrina de esta marca de vajillas de porcelana y cerámica
finlandesas, conocida por sus diseños originales, fundada en 1873 y pionera a
escala nacional en este ámbito. Y no lejos de allí, en una de las calles
perpendiculares (la Kluuvikatu) encontramos la elegante chocolatería Fazer, que
desde 1891 es la referencia en materia de chocolates y pastelería de todo el país.
Fue fundada por un industrial de origen suizo y finés creador de la primera
boutique franco-rusa especializada en chocolates y confituras.
Prácticamente en frente, en la alameda
central, Kappeli, es un elegante restaurante concebido en 1867 como los
pabellones de los jardines de invierno franceses de los Campos Elíseos durante
la Belle Epoque. Fuera de los horarios de almuerzo y cena, es posible merendar
o beber una copa allí. Al final de la Esplanaden, el Kauppatori es el viejo
mercado de Helsinki, que cuenta con una parte techada en donde podemos
encontrar numerosos puestos de mercancías (sobre todo con diferentes variedades
de salmón y arenques), aunque también con productos “gourmets”, panes,
mermeladas e, incluso, bebidas y frutas. En la parte al aire libre, visible por
los toldos anaranjados en el muelle norte del puerto, se pueden degustar platos
típicos de la gastronomía finlandesa como la sopa de salmón, que no solo desconocía,
sino que me sorprendió por su exquisito sabor gracias al eneldo y otras hierbas
aromáticas utilizadas.
Del otro lado el puerto, visible desde el
mercado y separada por un canal, en el barrio Katajanokka, la catedral ortodoxa
Ouspenski fue construida por el zar Alejandro II de Rusia, en 1862, cuando el
Gran Ducado de Finlandia pertenecía al Imperio ruso. Vale la pena recorrer el
barrio que ocupa toda una isla para admirar numerosos edificios históricos y
originales como el casino y el ministerio de Relaciones Exteriores, de estilo
neoclásico.
Lo que llaman Kaupunginmuseo, en la calle
Aleksanterinkatu, es un complejo museístico con una colección permanente que
hace referencia al diseño y al hábitat finlandés en la primera mitad del siglo
XX. En una de las salas se reproduce un café de la década de 1950 con una
divertida vitrola portátil que permite escoger la pieza que uno desea escuchar
entre un vasto repertorio de música local. Otras extensiones del museo son la
Casa Burgher de madera (la más antigua de Helsinki), una reproducción de las
viviendas obreras de principios del siglo XX y un espacio lúdico dedicado a los
juegos infantiles.
En la esquina opuesta al museo se halla
la gran plaza central (Plaza del Senado) con la estatua del emperador Alexandre
en el medio y en su lado norte la gran escalinata que conduce a la Catedral,
construida en estilo neoclásico por el arquitecto Carl Ludvig Engel y dedicada
al culto luterano, razón por la cual su interior austero carece de imágenes y
otros objetos decorativos. Una de las atracciones de la gran plaza es el
espectáculo sonoro diario de unos cinco minutos de duración que se difunde desde
cada lado de la plaza, de modo que tenemos la impresión de que cada edificio
envía al otro las notas musicales compuestas por el organista Harri Viitanen.
Otra de las grandes atracciones de la
capital es la Gran Estación de Trenes terminada en 1914 por el arquitecto Eliel
Saarinen, quien mezcló elementos del art-Nouveau, bustos macizos de porte
solemne para las grandes farolas de la entrada y añadió una torre de reloj de
48m que es uno de los símbolos distintivos de la ciudad.
A una manzana de allí, en la misma
avenida de la estación, el Museo de Bellas Artes o Ateneum, en frente del
Teatro Nacional, fue inaugurado en 1888 y exhibe obras de maestros de la
pintura finlandesa como Akseli Gallen-Kallela o Marcus Collin, así como un
fabuloso retrato del pintor noruego Edward Munch, así como lienzos de Gauguin,
Manet, Cézanne, Dufy o Chagall, entre otros grandes artistas franceses.
Vale la pena perderse entre las manzanas
del centro para descubrir la original arquitectura de Helsinki. La antigua
aseguradora Pohjolan Talo (obra de 1901 de Saarinen), la Bolsa (concebida en
1911 por Lars Sonck) o la también aseguradora Kaleva (diseñada en 1913 por
Armas Lindgren) son solo dos ejemplos de las maravillas arquitectónicas de la
ciudad báltica.
Helsinki puede recorrerse en tranvía, y
las líneas 2 y 3 nos llevan a los barrios modernistas del sur en donde podemos
ver importantes edificios de finales del XIX y principios del XX que
significaron el abandono de las formas clásicas y abrieron paso a una
arquitectura muy expresiva. Los elementos decorativos propios y las fachadas
rugosas de granito se convirtieron en símbolo identitario de la ciudad.
Abundan en Helsinki los parques, las
isletas y las dársenas. Hay también posibilidad de recorrer la ciudad en
autobuses turísticos y varias compañías de barcos proponen circuitos marítimos
y la posibilidad de visitar otros barrios para ver el museo Alvar Aalto, el de
la Arquitectura, el monumento a Sibelius (el más célebre compositor nacional),
el Museo Finlandés de la Fotografía, el Mannerheim (en honor al héroe de la
resistencia nacional contra los rusos) o la fortaleza Suomenlinna erigida sobre
varios islotes en 1748 e inscrita por la Unesco en la lista del Patrimonio
Mundial de la Humanidad.
* Escritor establecido en París
La chocolatería Fazer:
Otros cafés:
Kauppatori o viejo mercado de Helsinki:
Otras vistas:
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