El Poitou francés: el románico en Saint-Savin y Villesalem / William Navarrete / El Nuevo Herald
Aquí les dejo mi articulo de Viajes para El Nuevo Herald sobre mi reciente visita a los monumentos románicos del Poitou francés: Villesalem y la abadia de Saint-Savin.
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El
Poitou francés: el románico en Saint-Savin y Villesalem
William
Navarrete*
El
Poitou, región francesa al sur del Loira y no lejos de la costa atlántica posee
grandes y casi desconocidos tesoros arquitectónicos que muchos dejan a un lado
por visitar los castillos del valle del Loira. No lejos de Poitiers, Etienne
Marcel puso fin al ganar una batalla a las incursiones de los árabes en el año
732. Durante la ocupación nazi, la línea de demarcación que cortaba a la región
en dos, dejaba la parte Este en la “Zona libre”, es decir bajo la administración
del gobierno de Vichy. Es en esta parte del departamento de la Viena (Vienne,
en francés) hacia donde me encaminé para descubrir una Francia auténtica,
alejada de los circuitos turísticos.
La
región posee innumerables monumentos románicos. Destacaré solo dos entre los
visitados. Mi primera etapa fue la abadía de San Savin, a orillas del
río Gartempe, incluida en 1983 por la UNESCO en la lista del Patrimonio Mundial
de la Humanidad. La vista del conjunto monumental desde la orilla opuesta del
río es espectacular, cuanto más que un puente romano le sirve de telón de fondo
a otro, más moderno, por donde pasan los vehículos.
Como
muchos de los edificios religiosos medievales, la abadía sufrió las pérdidas
provocadas por las guerras de religión entre católicos y protestantes, así como
por la Revolución francesa, pero su iglesia y los fabulosos frescos que atesora
se libraron milagrosamente de los pillajes e incendios, de las destrucciones y
otros desastres, sin perder a lo largo de los siglos su homogeneidad. Un sitio
monástico existía ya aquí en épocas carolingias, aunque no fue hasta el siglo
XI, bajo la égida de los condes del Poitou, que la condesa Aumode donó
suficiente dinero para su ampliación.
Los
célebres frescos con los que se decoró la bóveda de la nave central y los
paneles del nártex y otras partes son hoy motivo de admiración. Ya en el siglo
XIX, el escritor francés Prosper Mérimée, lanzó una señal de alarma insistiendo
en la necesidad de restaurarlos eliminando todos los elementos añadidos y,
sobre todo, de conservarlos. En total, unos 460 m2 de pinturas
murales a más de 17 metros de altura, cubren dicha bóveda, en su mayoría
realizadas de 1040 a 1090 dC. Entre los temas abordados figuran los del Viejo
Testamento inspirados de los libros del Génesis y el Éxodo: el Arca de Noé, el
sacrificio de Noé, la construcción de la Torre de Babel, el cuervo y el zorro,
José interpretando el sueño del faraón, Dios dictando sus leyes a Abraham, la
separación de Abraham y Lot, las ofrendas de Abel y Caín, la creación de la mujer,
entre muchos más relativos a la vida de José, Moisés, Abraham, Jacob y Noé.
Otra
característica visible desde que penetramos en el edificio es que el coro se
encuentra ligeramente más alto que el resto, y su deambulatorio aparece ritmado
por diez columnas cuyos capiteles románicos exhiben motivos vegetales y
combates de leones. También posee una cripta visible a través de una reja.
Completa
el complejo monástico un edificio conventual construido en 1682 con refectorio,
sala capitular, celdas de monjes, cocina y una hermosa escalera monumental de
piedra. En las antiguas celdas de los monjes la muestra propone un recorrido
didáctico muy completo. Y en la sala capitular suelen llevarse a cabo
exposiciones temporales (como la actual sobre las exposiciones universales de
París). También es posible recorrer los jardines posteriores que colindan con
las márgenes del río para contemplar la magnificencia del conjunto.
Desde el punto de
vista de la gastronomía Saint-Savin propone varios restaurantes con terrazas
que dan hacia el gran parque frente a la abadía. Opté por uno llamado L’Ascenseur,
instalado en la casa en donde nació en 1827 Léon Edoux, el inventor del
ascensor hidráulico. Lo dirigen Andy y Harriet una pareja de ingleses
originarios de Stratford-upon-Avon, la ciudad natal de Shakespeare, quienes
hace apenas tres meses se instalaron en el pueblo para deleitar a los
comensales con platos exquisitos y muy originales. La crema de brócoli con
queso azul, los calamares fritos con salsa de mariscos, el risotto de
remolacha, queso feta y aceite de trufa y la tartaleta de arroz con leche y
ruibarbo son exquisitos, sin olvidar un postre a base del célebre macaron de
Montmorillon, una de las especialidades culinarias de esta región, con fresas y
chantilly.
De Saint-Savin me
dirigí a Villesalem, en donde me esperaba Véronique Bertrand, una de las
personas a cargo del servicio de Patrimonio y Cultura de la Vienne y la
Gartempe para conducirme al célebre priorato románico de ese nombre, fundado en
siglo XII durante el auge del románico. El conjunto sufrió daños y
transformaciones tras las guerras de religión y la Revolución francesa, pero su
iglesia en forma de cruz latina y tres naves se conservaron en buen estado. El
coro ocupa el ábside central, y como sucede a menudo en la región, se encuentra
elevado con respecto a las naves. Dos capillas absidioles emergen de los
travesaños norte y sur a ambos lados del crucero del transepto.
Sobresale la
calidad de las esculturas visibles en los capitales, los arcos, los dinteles y las
arquivoltas. Las representaciones humanas y los motivos vegetales entrelazados,
botones de flores y animales fantásticos se entremezclan. La cuarta parte de la
fachada tripartita ha quedado tapada por un edificio conventual añadido en el
siglo XVII. Como éste no puede visitarte no podemos verla por el momento.
Véronique
Bertrand nos explica que algunos de los edificios alrededor de Villesalem son
privados, aunque formaban parte del antiguo complejo monástico. El sitio es
encantador y como abundan los humedales ha sido necesario intervenir varias
veces para solucionar los problemas relacionados con las inundaciones.
Valdrá la pena
acercarse a otros burgos cercanos como Jouhet, Antigny, Thollet o La Trimouille
para admirar en sus iglesias las pinturas murales medievales propias del estilo
local. Alquilar un auto es necesario si se desea recorrer libremente la región.
Así podemos visitar otros puentes romanos, castillos y curiosos edificios como
el Octágono de Montmorillon, del siglo XII, y destinado a capilla
funeraria en el espacio del antiguo cementerio. Una dulce inspirado en su forma
octogonal, junto a los célebres macarones de almendra, forma parte de las
recetas exquisitas y auténticas de la antigua pastelería Rannou-Métivier,
fundada en 1920 y que conservan cinco generaciones de pasteleros.
* Escritor
establecido en París.
Abbaye de Saint-Savin:
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