Cuba y su medicina - El Nuevo Herald, con el Dr. Antonio Guedes
Entrevisto para El Nuevo Herald al Dr. Antonio Guedes, con motivo de la salida de este nuevo libro esclarecedor sobre la medicina en Cuba y su estado actual.
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Cuba y su medicina. Un resumen por el Doctor Antonio Guedes
William Navarrete*
Me encuentro en el parque madrileño de El Retiro con Antonio Guedes que me extiende su nuevo libro: Del dicho al hecho. La leyenda de la sanidad en Cuba 1902-2024. Nacido en Unión de Reyes (Cuba), en 1951, salió al exilio con su esposa Lourdes y su familia en 1981 rumbo a Madrid, ciudad en la que ha vivido desde entonces y en la que ha ejercido la medicina después de haberse graduado en España y de haber terminado su doctorado en pediatría y puericultura en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
El Dr. Guedes ha presidido la Unión Liberal Cubana y ha sido miembro del Comité Cubano Pro Derechos Humanos. También ha publicado un libro de memorias titulado Hoy como ayer y otro sobre lo que fue Unión de Reyes, su pueblo natal, antes de que el régimen cubano actual cambiara el curso de la democracia y la prosperidad en la isla.
Del dicho al hecho es un ensayo de 157 páginas, publicado en
español y también en inglés, en el que su autor ha realizado un estudio de la
sanidad cubana, comparando lo que era el país antes de 1959 y de las
privatizaciones forzadas para desmitificar la pretendida potencia médica cubana
con las que el gobierno actual lleva a cabo campañas propagandísticas ante el
mundo. Con paciencia y rigor, Antonio Guedes ha indagado, analizado y
compartido con este ensayo el fruto de sus investigaciones.
¿En qué basaste la minuciosa investigación sobre el estado de la salud pública en Cuba antes del triunfo revolucionario?
R: El estado de la sanidad de Cuba antes de 1959 se basa principalmente en informes de organismos internacionales, tanto los emitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Anuarios Estadísticos de América Latina como por los Anuarios Estadísticos de Cuba. Otra de las fuentes que utilicé es un resumen de la investigación del catedrático de Historia Económica Leví Marrero –probablemente el mejor geógrafo cubano– sobre la situación socioeconómica de la Isla en la década de 1950. También consulté la publicación del geógrafo, profesor y geopolítico francés Yves Lacoste, así como lo publicado por Thomas, Hugh, Georges Fauriol y Juan Carlos Weiss en La Revolución Cubana: 25 años después. Otros estudios de gran importancia han sido los del doctor Virgilio F. Beato: “La medicina cubana: de la República al exilio” y “Medicina, Higiene y Salud”, entre otras investigaciones.
¿A quién o quiénes se dirige tu estudio de un siglo de medicina en Cuba?
R: Esta publicación tiene una introducción basada en el estudio del catedrático Leví Marrero, donde se analiza la situación socioeconómica de Cuba antes de 1959, muy desconocida en todo el mundo. La primera parte (1902-1958) ha sido muy silenciada y manipulada por la propaganda del gobierno cubano. A ésta le siguen dos más: segunda 1959-2008 y 2008-2024. A lo largo de estos períodos recopilé información sobre la situación sanitaria de Cuba (esperanza de vida, mortalidad, higiene, medicina preventiva, accesibilidad, recursos…). El objetivo de mi libro es dirigirme no solo a los cubanos, sino también a los ciudadanos de todo el mundo. El por esto que el libro ha sido traducido también al inglés. El régimen cubano exporta el mito completamente falso de que el país es una “potencia médica” y viene haciéndolo desde 1959 hasta hoy. Cuba nunca ha sido lo que ese gobierno pretende. Esta investigación, basada en datos de organismos internacionales y del gobierno cubano, demuestra que se trata de una gran falacia.
¿Por qué crees necesario desmentir el mito de la medicina cubana del periodo posterior a 1960?
R: Es muy importante decir la verdad y desmentir el “mito” de la salud que el gobierno cubano propagado desde 1959 cuando presenta al mundo con orgullo sus grandes “logros”. Hay que desmontar el relato oficial para que los cubanos, los organismos internacionales –que no cuestionan la versión estatal–, y la opinión pública internacional no vivan engañados.
Es fundamental demostrar con datos objetivos publicados por organismos internacionales y por el gobierno cubano, que ese régimen es extremadamente ineficaz incluso en el ámbito sanitario. Debemos denunciar las desigualdades entre los ciudadanos de a pie, por un lado, y la “nueva clase” en el poder y los extranjeros, por otro. También, la engañosa imagen que exportan, más inmoral aun cuando predican hipócritamente pretendiendo que se ha conseguido instaurar una sociedad igualitaria. Es esencial decir a los cuatro vientos que ese sistema no es la solución a los graves problemas sanitarios del país y explicar cuál ha sido la situación de Cuba antes y después de 1959. De qué partía Cuba en los ámbitos económico, social y sanitario al comenzar la década de los 60 y la realidad en la que se vive desde hace varias décadas ya.
Los éxitos y logros sanitarios cubanos de la etapa “revolucionaria” tienen una base de desarrollo importante –y de vanguardia– en la Cuba de 1902-1958. Los supuestos logros después de 1959 fueron un resultado de la abundante y continuada ayuda que el gobierno de la Isla recibió por parte de la Unión Soviética y de los países del bloque de Europa del Este –el llamado “campo socialista” hasta 1989. Cuba recibió grandes subsidios soviéticos –según la auditoría de la investigadora rusa Irina Zorina, más de 100.000 millones de dólares en total. No hay que olvidar que, para mostrar estos logros de la manera que lo hace, el Estado cubano ha sacrificado a todo un pueblo negándole la libertad, destruyendo su riqueza, paralizando su iniciativa, dañando sus valores y silenciando el desarrollo sanitario de Cuba en la época anterior. También ha ocultado los elementos negativos de la sanidad actual: una debacle progresiva y de sus verdaderas causas.
A la luz de las conclusiones de tu libro y como médico, ¿qué soluciones existen para remediar la situación crítica del sector sanitario en la Isla?
R: Mientras el régimen actual esté vigente, la situación sanitaria del país será cada vez más precaria e insostenible. Como hemos visto este sistema ha sido completamente ineficaz en cada uno de los países en que se ha instaurado. Basta con comparar las dos Coreas o las dos Alemania antes de 1989, países con idénticas etnia, región, clima e idioma.
La primera condición sería una Cuba libre. El sistema sanitario debería ser público, además de disponer de sociedades sanitarias privadas, mutualidades, centros concertados (que son privados, pero donde la sanidad pública pueda derivar pacientes, pagando el gobierno para evitar colapsos de la pública). Modelos existen. Otros países han conseguido éxitos y hoy están mejor que Cuba. Costa Rica, Chile y España, por ejemplo.
Otro ejemplo es el de la isla Taiwán, asediada por un gigante
implacable como lo es China. Taiwán fue capaz de sobreponerse a la necesidad de
emplear buena parte de su presupuesto a la guerra y, a pesar de todos los
obstáculos, asedios y bloqueos, se ha convertido en uno de los países más
desarrollados de Asia. En 1949, el 60% de la población era analfabeta (en Cuba
un 80% estaba alfabetizada), y Taiwán tenía una cuarta parte del ingreso anual
per cápita que Cuba entonces. Hoy, los taiwaneses ingresan 4 o más veces per
cápita que los cubanos y han erradicado el analfabetismo. Taiwán posee un
sistema de seguro de salud con cobertura universal, que promueve la equidad en
el acceso a los servicios sanitarios y es admirado por sus bajos costos
administrativos. Su sistema ha sido calificado como el mejor del mundo según el
Índice de Asistencia Sanitaria 2019 de la revista CEOWorld.
* William Navarrete, escritor establecido en París



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