Ultimas vistas de Palma de Mallorca (6)

 Antes de pasar a recorrer el resto de la isla, algunas de las últimas vistas que tomé en Palma de Mallorca.

Alrededor del Paseo del Born, lacalle Unión y la plaza Weyler los plátanos (ese árbol bastante frondoso que en Francia asociamos a la Provenza) dan vida y sombra a esa parte del centro de la ciudad de Palma de Mallorca:





La ciudad intramural tenía un sistema de murallas similar al de La Habana, pero para protegerse de los turcos. Parte del sistema fue desmantelado para comunicar el casco histórico con el puerto y los suburbios de entonces. Quedan partes importantes con terrazas por las que se puede pasear viendo el mar, entre la Catedral y el este de la ciudad, así como el famoso Baluarte del Príncipe (Es Baluard), en donde, por cierto, hay una exposición en estos momentos de arquitectura utópica cubana de 1980 a 1993 de la que hablaré más ampliamente en un artículo que publicaré pronto.




Y algunas de las vistas desde "Es Baluard" (actual Museo de Arte Contemporáneo):





En el mismo eje en que se encontraban las murallas marítimas podemos ver un edificio del siglo XVI, muy italiano, que fue el llamado Consulado del Mar (una institución medieval) sede hoy del Gobierno de las Baleares. Posee une hermosa loggia de estilo plateresco que es lo que le da ese aire italianizante:




Desde el punto de vista de la arquitectura religiosa (de la que ya evoqué algunas edificaciones góticas y modernistas), Palma atesora un sinnúmero de obras que es imposible resumir aquí. Para dar una idea somera añado la Basílica San Francisco y una vista de su claustro y la iglesia de San Eulalia:




En el centro, el Ayuntamiento convenció a algunos propietarios para que dejaran abiertas las entradas de sus palacetes (que son privados y no pueden ser visitados) para, desde detrás de las rejas de la entrada, los comunes mortales pudieran apreciar la belleza de los patios. La arquitectura doméstica es fabulosa. Les dejo tres imágenes de las muchas que tomé:





Fuera de la ciudad intramural se pueden ver hermosas casonas como esta, donde se encuentra el Hotel y Café Cuba, que parece uno de esos edificios construidos por los indianos en el norte de España, cuando regresaron de Cuba enriquecidos:


George Sand habla del trigo de Mallorca y cuenta que es de los mejores de Europa. Dice también que los mallorquines lo enviaban a la península y consumían el de peor calidad. Lo cierto es que se ven molinos por todas partes (algo que ignoraba), e incluso dentro de la ciudad actual de Palma, o sea, del otro lado del antiguo recinto amurallado en que vi este cuarteto (solo se ven tres), de los muchos que vi en el barrio de Santa Catalina:


Otro de los encantos de Palma son sus tiendas y comercios antiguos. Todavía sobreviven muchos como esta vieja casa de bordados y esta excelente librería de libros antiguos y de ocasión (El Bazar del Libro), a un costado de la iglesia Santa Eulalia, en el que encontré un libro sobre Amelia Peláez, la pintura cubana, y su estancia en Palma en la década de 1930. Como nota curiosa, la propietaria me mostró el carné de un joven cubano, Bartolomé Servera Botella, que cursó estudios en el Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana, en el curso 1965-1966. Lo pongo aquí por si el propio Bartolomé quisiera recuperarlo ya sabe dónde está en venta.





Y así me despido de Palma, para continuar el viaje a lo largo y ancho de la isla de Mallorca, con estas dos imágenes. En la primera, me escondo en alguna parte de la foto. La segunda es uno de esos atardeceres inolvidables a orillas de la marina de Palma, del lado de Santa Catalina, en que se ve entre los mástiles de los veleros, a lo lejos, la gigantesca Catedral gótica:




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