Hesdin - el pueblo del Abbé Prevost

En el mes de junio pasado estuve en Hesdin, un pueblo del departamento Norte-Paso de Calais de Francia. No sabía de la existencia de Hesdin. Fui porque leí en un libro que el Ayuntamiento (Hôtel de Ville en francés) tenía un pórtico renacentista de 1582 catalogado Patrimonio Mundial de la Humanidad por su belleza y riqueza. Llegamos con un tiempo típico del norte (nubarrones negros y amenazas de lluvia, tal y como se puede apreciar en la pintura de las escuelas flamencas). Al final, recorrimos el pueblo que nos pareció muy interesante. La gran plaza se convierte en mercado al aire libre todos los jueves. En una de las carnicerías-charcuterías encontramos esos platos ya preparados (típicos de los traiteurs franceses) que han ido desapareciendo de la capital (como desaparecen de todas las capitales del mundo los productos auténticos y tradicionales en beneficio de tontas cadenas de hamburguesas y bagels). El caso es que en ese traiteur-carnicería de Hesdin encontramos en céléri remoulade (apio cortado fino con una salsa especial que es la salsa “remoulade”, las deliciosas bouchées à la reine (que hacía tiempo no comía justamente por su difícil preparación y porque no las encuentras en los traiteurs de París), gratin dauphinois, etc. Compramos de todo y nos lo trajimos a París para darnos banquete.

Pero, lo mejor de la visita a Hesdin fue que descubrí que allí nació el Abbé Prevost, escritor y abate francés del siglo XVIII, autor de la famosa Manon Lescaut, una novela de aventuras entre una cortesana y el célebre caballero de Grieux, publicada en 1731. Yo había leído esa novela en español cuando tenía menos de 18 años. De modo que, justo en frente de la casa en donde nació y vivió Prevost, encontré una librería maravillosa, con el sabor de las librerías de antaño, estilo años 1950. Solo por colaborar con este tipo de comercio, para que no desaparezcan, le compré a la señora el libro de Manon Lescaut que ella vendía, como es lógico. 

Y le dije: 

- “Señora, la felicito por haber conservado su librería en su salsa y por no haberla modernizado con esa decoración banal y mundializada que tienen hoy en día los comercios de Sydney, Nueva Delhi, Bogotá o Nueva York”. 

Y ella le respondió: 

- “Sepa que hay quienes me critican por no haberlo hecho, pero mientras viva así se quedará”. 

Y entonces le compré el libro y le dije: 

- “Se lo compro porque, aunque lo puedo encontrar en la esquina de mi casa en París, en la FNAC, por ejemplo, prefiero comprarlo aquí”. 

A lo que ella, muy sabiamente me respondió: 

- “Tal vez si hubiera ido a la FNAC no hubiera pensado en comprarlo. Lo ha hecho porque ha caído en el lugar en que nació y vivió el autor y es casi inevitable no comprar aquí algo escrito por él”.


Diferentes vistas del Hôtel de Ville de Hesdin y su "portail" renacentista:






La casa donde nació el Abbé Prevost y la librería en donde compré Manon Lescaut:



Otras vistas de Hesdin:





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