El suicidio de Haydée Santamaría abordado en una novela francesa - El Nuevo Herald
Escribo para El Nuevo Herald sobre esta novela: Laissez-moi vous rejoindre, de la escritora franco-argelina Amina Damerdji, en realidad su primera novela, publicada por Gallimard en Francia. La novela habla de las últimas horas de Haydée Santamaría antes de suicidarse en La Habana, en 1980.
Enlace aquí: Amina Damerdji y el oscuro suicidio político de Haydée Santamaría / El Nuevo Herald / William Navarrete
Amina Damerdji y el oscuro suicidio
político de Haydée Santamaría
William Navarrete* / El Nuevo Herald
Los suicidios de personalidades políticas
han marcado la historia cubana. Sucedió el de Osvaldo Dorticós (1983) y el de
Laura Allende (1981), por citar solo dos durante el corto periodo que se aborda:
el de la muerte de Haydée Santamaría (1980). Y como sucede siempre con la escasa
transparencia histórica de las últimas seis décadas cubanas un aura de misterio
los cubre. Las verdaderas razones nunca han quedado claras y dan lugar a puras
especulaciones.
Estos suicidios políticos, que abundan en
el pasado, como el fallido de Calixto García (1874); el del alcalde habanero
Manuel Fernández Supervieille (1946) o el de Eduardo Chibás (1951), punto de partida
de las acciones que se narrarán, han poblado el imaginario de la nación. De
todos se ha hablado mucho, pero a ninguno se le había dedicado una novela.
Llama entonces la atención que la primera
novela que, a mi conocimiento, aborda este tema y lo convierte en el centro de
atención de la trama, aparezca por primera vez de manos de una escritora
franco-argelina, nacida en 1987 en California (Estados Unidos).
Se trata de Amina
Damerdji, autora de Laissez-moi vous rejoindre (“Déjenme llegar a ustedes”,
Gallimard, París, 2021). En su primera novela, Haydée
Santamaría narra los acontecimientos más importantes de su vida horas antes de
suicidarse en La Habana un 28 de julio de 1981, apenas dos días después del
aniversario vigesimoséptimo del desastroso ataque al cuartel Moncada (1953) organizado
por Fidel Castro en que, junto a Melba Hernández, fue la única participante
femenina.
Santamaría era en el momento de su muerte
la directora de la Casa de las Américas, célebre institución de la izquierda latinoamericana
que, durante tres décadas, influyó el mundo de las letras. Había sido la esposa
de Armando Hart, ministro de Cultura sin brillo alguno, que ella aupó y colocó
prácticamente en ese puesto. Y en torno a Haydée, la mitología del castrismo creó
una leyenda, muchas veces desmentida y nunca corroborada, repetida sin cesar
por la gente: la de la policía de Batista sacándole los ojos a su hermano Abel
para mostrárselos.
Amina Damerdji es hispanista, doctora (agrégée)
en civilización hispanoamericana de la Nouvelle Sorbonne y quiso, durante sus
estudios, profundizar en la historia de un país latinoamericano. Fue entonces
que, para escribir su tesis, realizó varios viajes a la isla hacia 2010,
intentó consultar los archivos disponibles, permaneció un mes en Santiago de
Cuba (justamente durante las celebraciones del Carnaval en que asistió al
simulacro del ataque al cuartel Moncada por colegiales uniformados), y comenzó
a interesarte en aquella gesta que sospechaba envuelta en más mitos que
realidades.
“En el momento en que Haydée Santamaría
decide suicidarse han ocurrido hechos que estremecen la imagen de la revolución
cubana, como la entrada de cientos de cubanos a la embajada del Perú en La
Habana y el consiguiente éxodo a través del puerto del Mariel, rumbo a la
Florida”, me dice durante nuestro encuentro en un café de París, en donde nos dimos
cita.
Damerdji decidió centrar su novela, en
que la ficción suple la ausencia de testimonios, en las horas que preceden al
suicidio de la figura legendaria, y como telón de fondo escoge la salida en
balsa de la isla de un grupo de jóvenes que Santamaría observa desde su
apartamento. Esta imagen improbable es todo un símbolo: la heroína ya no tiene
fuerzas ni voz para impedir el desmoronamiento del régimen político por el que
luchó, ni fe en su futuro.
A la desilusionada suicida la obsesiona
el recuerdo de su infancia y adolescencia en central Constancia (Encrucijada,
Villaclara). La autora confiesa que siempre le interesó la perspectiva de los padres
en los casos de hijos díscolos que contradicen el orden familiar.
A Damerdji quiso entender en qué momento
comenzó la radicalización de Fidel Castro. Confieso que me impresionó la pertinencia
con que aborda la personalidad del extinto dictador, sus manías, las relaciones
con el grupo del que rápidamente se convierte en líder, la escasa empatía hacia
todo lo que no respondía directamente a sus objetivos e ideas fijas. En el
apartamento habanero de Haydée y Abel Santamaría, junto a Melba Hernández,
Jesús Montané, Elda Pérez y Boris Luis Santa Coloma (novio de Haydée que
pereció como Abel en la intentona del Moncada) se llevan a cabo los
preparativos del descabellado plan de Castro. Quien intentase contradecirlo o
poner en dudas la fiabilidad de sus pretensiones quedaba fulminado por sus
respuestas coléricas.
El ataque al cuartel, momento cumbre de
la novela, describe muy bien la improvisación y desorganización de la acción.
El amateurismo de aquella banda de jóvenes idealistas los condujo a la prisión
o a la muerte, pero le aportó a Fidel Castro (pude concluir gracias a
esta lectura), lo que en realidad buscaba: suficiente visibilidad para
convertirse del día a la noche en figura clave de la lucha antibatistiana,
cuando horas antes ni se le conocía ni se le reconocía. ¿No sería acaso éste su
objetivo en detrimento incluso de vidas?
La autora logra un ritmo sostenido, algo
difícil cuando conocemos el desenlace de las historias. Ningún personaje es
santificado. Sus aspiraciones son quimeras juveniles, las mismas que desencadenan
revoluciones en todo el mundo.
La seriedad con que se aborda el tema,
lejos de la superficialidad de otros autores internacionales para los que la
historia de Cuba se reduce a ron, tabaco, coches americanos, casinos y mulatas,
habla muy bien del trabajo de esta autora, quien hace de la investigación minuciosa
el centro de su escritura. Cuba ha sido el preámbulo de algo que le toca de
cerca y que anuncia su próxima obra: la guerra civil argelina de la década de
1990, que la obligó a abandonar el país junto a su familia.
* Escritor franco-cubano establecido en
París
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