El teatro Martí de La Habana - El Nuevo Herald
Hace unos días escribí para El Nuevo Herald este artículo sobre el mítico teatro Martí de La Habana y un ensayo publicado en Miami por la editorial Unos y Otros sobre los avatares de esta institución más que centenaria. Aquí les dejo el enlace y el texto copiado:
enlace: Teatro Martí. Prodigiosa permanencia / El Nuevo Herald / William Navarrete
El teatro Martí de La Habana
William Navarrete*
Teatro Martí. Prodigiosa permanencia es el título de una reciente publicación de las ediciones Unos y
Otros, de Miami, obra de la investigadora cubana, arquitecta y profesora Nancy
González Arzola, nacida en Guanajay. Y de prodigioso rescate se trata porque el
mencionado teatro permaneció durante cuatro décadas cerrado por reparaciones,
de modo que los habaneros que pasábamos por las calles Zulueta y Dragones
mirábamos siempre desesperados hacia la plazoleta que separaba la fachada y el
pórtico de la calle y solo veíamos escombros y maleza.
El libro, de unas 250 páginas es un
estudio minucioso de uno de los teatros más célebres de la capital cubana, que
en sus orígenes se llamaba Yrijoa, cuando Ricardo Yrijoa Yllá, un gallego
nacido en Pontedume (La Coruña) compró en 1882 el terreno vacante que había
dejado la demolición de las antiguas murallas habaneras para construir un
teatro e inaugurarlo en 1884 sin haber terminado del todo la obra.
De los avatares económicos de su dueño y
asociado, así como de los comentarios y crónicas (como las del poeta Julián del
Casal) de las piezas que allí se exhibieron durante el periodo colonial nos da
muchos detalles la autora. Ya en 1891, el teatro ha sido abandonado y sus
muebles inventariados cuando un año después muere su dueño, dejando en la
pobreza a su familia, sin que se les reconociese en ese momento la propiedad de
la sala. Vuelve a funcionar con otros arrendatarios, como el circo de
Pubillones, hasta que, en los albores del nuevo siglo, exactamente en 1900,
ocurre allí un acontecimiento histórico: las reuniones y algunos debates de la
Asamblea Constituyente en aras de la instauración de la República de Cuba.
Rebautizado “Martí” tras la llegada de la
República, el teatro acogió entre 1910 y 1914 a los bufos de Alberto Garrido y
Arquímedes Pous y, un año después, se convirtió en el templo de la zarzuela
española con la compañía de Julián Santa Cruz Velasco. Ya en la década de 1930
la escena se dedicó solamente al género cubano, y sobresalieron las
presentaciones de los maestros Gonzalo Roig, Rodrigo Prats e Isidoro Llaguno,
así como piezas líricas nacionales de Ernesto Lecuona, Jorge Anckermann y
Eliseo Grenet, entre otras.
González Arzola nos cuenta que, en 1937,
Rita Montaner actuó en varias obras del Martí, en donde ocurrió también el
estreno de la zarzuela Rosa la China, de Galarraga y Lecuona. Durante
los años sucesivos se presentaron allí Esther Borja, Bola de Nieve, Orlando de
la Rosa, el Trío Hermanos Rigual, Germán Pinelli, Luis Carbonell, Rolando
Ochoa, numerosas compañías de zarzuelas y no pocos elencos teatrales como los
de Mario Martínez Casado, la compañía de Francisco Petroni y de la Guadalupe
Muñoz San Pedro.
En la década de 1950, se estrenaron
piezas como La ramera respetuosa, de Jean-Paul Sartre; La gata sobre
el tejado de zinc, de Tennessee Williams; Fiebre de primavera, de
Noel Coward (en la que apareció en público por última vez Rita Montaner); Todo
un hombre, de Unamuno; La muerte de un viajante, de Arthur Miller,
entre otras.
Como todas las salas teatrales de la Isla
(Talía, Prometeo, Arlequín, Hubert de Blanck, El Sótano, Teda, Atelier, Prado
260, entre otras) el Teatro Martí fue confiscado por una asociación títere del
gobierno castrista llamada ACAT (Asociación Cubana de Artistas de Teatro).
Dicha asociación, en el seno de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), fue
intervenida luego por un comité integrado por Paco Alfonso, René de la Cruz, Ángel
Espasande y Pedro Álvarez. El programa del Martí, después de enero de 1959, se
estrenó con El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca y obras de
pura apología al régimen triunfante como El general huyó al amanecer (en
la que Armando Roblán imitaba al nuevo dictador de Cuba), o ¿Voy bien Camilo?, con Fernando Vega,
en el papel de Camilo. También se estrenó el sainete El último cuplé,
con Blanquita Amaro, antes de que ésta se exiliara en Miami.
Nos cuenta la autora que el Martí fue
restaurado, una vez más, en 1965, a cargo del arquitecto Raúl Oliva. En 1966, murió
actuando en las tablas de este teatro Alicia Rico, conocida actriz del
vernáculo cubano, y en 1967 ocuparon su escenario Candita Quintana y Eloísa
Álvarez Guedes, en sendas piezas dramáticas.
La autora nos cuenta cómo en 1977 el
teatro cerró sus puertas, año a partir del que se observa el deterioro
galopante, así como la amputación de la parte delantera en donde estaba el café
y la bolera. El teatro entró entonces en la larga y burocrática fase de
restauraciones bajo una economía socialista, un proceso interminable que comenzó
en 1985 y en el que participó la autora aportando planos que enmendaban los
añadidos de la etapa republicana y que se paralizó en varias ocasiones por
desacuerdos o problemas financieros.
Finalmente, después de numerosas
vicisitudes e, incluso, con la posibilidad latente de que todo el edificio fuera
demolido o transformado para otra función, el Teatro Martí renació de sus
cenizas el 24 de febrero de 2014, casi cuarenta años después de su cierre por
restauraciones.
La autora nos entrega una pormenorizada
bibliografía, fotos, planos, detalles técnicos y muchos otros aspectos de su
historia, incluyendo programas y presentaciones a lo largo de los años. Como
colofón, este valioso libro, redición y ampliación de una publicado en la isla
hace más de diez años, dedica un capítulo a la vedette cubana Rosita Fornés,
fallecida en Miami, pero cuyas exequias se celebraron en junio de 2020 en este
teatro cumpliendo la voluntad de la artista de que su cuerpo reposara en el
panteón de los Bonavía, su familia materna, en el cementerio Colón de La
Habana.
* Escritor franco-cubano establecido en
París
wnavarre75@wanadoo.fr
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