Mi viaje a Ouro Preto (Minas Gerais, Brasil) - hoy en El Nuevo Herald
Les dejo mi crónica de viaje hoy en El Nuevo Herald. Mi estancia en la hermosa ciudad minera (de Minas Gerais, Brasil) Ouro Preto, patrimonio mundial de la humanidad UNESCO y cuna del llamado “Miguel Ángel de las Américas”, el célebre escultor llamado Aleijadinho.
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Ouro Preto y las maravillas del barroco
minero
William Navarrete* / El Nuevo Herald / 26 de marzo de 2023
Llegué a Ouro Preto, después de una breve
visita a Belo Horizonte, la capital del estado brasilero de Minas Gerais. La
ciudad, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1980,
surgió a finales del siglo XVII gracias a los yacimientos auríferos encontrados
por los bandeirantes (primeros pobladores), venidos de Sao Paulo, y
mantuvo el título de capital hasta 1897.
Cuando las minas de oro se agotaron a
principios del siglo XIX, Ouro Preto decayó. Muchos abandonaron el sitio, pero
quedaron perfectamente conservados hasta nuestros días decenas de iglesias y
palacios barrocos en diferentes barrios bien definidos por un relieve
particularmente accidentado.
Ofrece Ouro Preto infinidad de opciones
en materia de hospedaje. Entre pousadas (casonas particulares) y hoteles,
sobran los sitios donde quedarse, algunos establecidos en auténticas joyas de
la arquitectura barroca brasilera.
Las visitas comienzan generalmente por la
vasta plaza rectangular de Tiradentes en donde se encuentran, además de bellas
casonas palaciegas, el Museo de la Inconfidencia (antigua alcaldía y prisión,
Museo desde 1944) y el museo de Ciencia y Técnica de la Escuela de Minas (fundada
en 1877 por el francés Claude-Henri Gorceix, creador también de la Escuela de
Minas, en el antiguo Palacio de Gobierno erigido en 1741).
La plaza conserva la memoria de Joaquim
José da Silva Xavier, conocido como “Tiradentes”, por ser la odontología una de
sus profesiones. Considerado héroe nacional, encabezó en 1788 la Conspiración
(infidencia) Minera, primera rebelión precursora de la independencia de Brasil,
justamente en Ouro Preto, que entonces se llamaba Vila Rica. En el Museo se
atesoran además de objetos religiosos, mobiliario, obras de arte barroco y
documentos históricos, todo lo relacionado con los infidentes, así como los
monumentos fúnebres de los que, como Tiradentes, fueron ejecutados entonces.
Escogí para alojarme un hotel en el
barrio de Antonio Dias, alrededor de Iglesia de la Concepción, que lleva el
nombre de uno de los primeros bandeirantes, construida en 1727 por
Manuel Francisco Lisboa, el padre del célebre escultor “Aleijadinho”. Padre e
hijo están enterrados en su nave principal. El padre la dotó de ocho
impresionantes altares barrocos, con ricas tallas de madera y frescos. Un museo
que atesora algunas esculturas célebres del singular artista se instaló en la
antigua Sacristía.
Aleijadinho (1738-1814), el “Miguel Ángel
de las Américas”, es el hijo más ilustre de Ouro Preto. Su apodo significa “el
pequeño discapacitado” pues una enfermedad desconocida le fue atrofiando el
cuerpo e, incluso, las manos. Tal vez hay mucho de mito en las anécdotas
contadas después de su muerte, pero lo cierto es que ha sido el autor de muchas
piezas con rasgos distintivos que apuntan haci un estilo único marcado por su
ingenio y gran destreza.
No lejos de Antonio Dias, se encuentra la
Iglesia San Francisco de Asís, terminada en 1794 y considerada la obra maestra
del Aleijadinho en materia de arquitectura, y en la que también colaboró el pintor,
Manuel da Costa Ataíde, originario de la villa cercana de Mariana. A pocos
metros del templo, la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes de los Perdones
(1772), ofrece desde la terraza que antecede su fachada una de las vistas más
hermosas de los barrios circundantes y las montañas circundantes. De factura
mucho más modesta en cuanto a su decoración interior, sobresalen las columnas
salomónicas de sus altares y varios frescos de influencia barroca.
A un costado del Museo de la Infidencia,
se encuentra la iglesia del Carmen (1766), a la que se accede por una majestuosa
escalinata. Su arquitecto fue justamente el padre del Aleijadinho, quien la dotó
de elementos rococó influido por Versalles. Se atribuye al Aleijadinho el
frontispicio y el altar principal fue realizado por Ataíde. En uno de los
edificios adyacentes se ha instalado el Museo del Oratorio, conocido por su
rica colección de oratorios domésticos de diferentes, formas y tamaños.
Frente a la iglesia, se encuentra el
célebre Teatro, concebido originalmente como Casa de Opera, inaugurado en 1769
y considerado como el más antiguo de América Latina. Bajando por la empinada
calle del Pilar, llegamos a la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, iniciada en
1728, la segunda más rica de Brasil en cuanto a la cantidad de oro (más de 400
kg) utilizado para su decoración. Su espacio elíptico interior contrasta con la
forma rectangular del edificio, y la perspectiva teatral de su nave y altares
recargados de oro, con atlantes, frescos, columnas salomónicas, esculturas y
otros ornamentos hacen de ella uno de los templos más ricos del país.
En la periferia de la ciudad otras dos
iglesias completan el ciclo del barroco de Ouro Preto. La primera es Santa
Ifigenia, en lo alto de una colina desde la que se ve buena parte de la ciudad.
Es la iglesia afro-brasilera por excelencia, y a ella acudían las diferentes
fraternidades de esclavos desde la época colonial. Fue construida en 1734 por
Antonio Coelho da Fonseca, auxiliado por Antonio Francisco Lisboa, al cargo de
las tallas de madera y por Francisco Xavier Brito en la estatuaria. La segunda,
la capilla del Padre Faria, es considerada una de las iglesias más antiguas de
Minas Gerais, y por ello su decoración barroca corresponde a la del estilo de
Juan V (juanense). De ambas feligresías provienen las escuelas de samba más
importantes, que recorren las calles antes y durante el carnaval.
Hay en Ouro Preto importantes palacios
coloniales, como la Casa dos Contos (1782), residencia del contador o cobrador
de impuestos, hoy convertida en Museo de la Moneda. Así como el Museo Boulieu,
que acoge 1200 piezas de la colección de arte sacro internacional,
perteneciente al empresario francés Jacques Boulieu e inaugurada en 2012.
Ouro Preto es también una ciudad
universitaria, y por ello abundan las llamadas “Repúblicas”, es decir las casas
que sirven de dormitorio a los estudiantes. Otra de las grandes atracciones son
las minas antiguas de oro, de las que se extrajeron unas 650 toneladas de oro,
y entre las cuales la del Passagem (cerrada oficialmente en 1985) es la más
grande (30 km de galerías); la del Veloso, tan estrecha que solo se autorizaba
la entrada de niños o la de Chico Rei, un esclavo que logró comprarla y, luego,
liberar a otros esclavos con los beneficios obtenidos de la mina.
Un tren antiguo comunica la ciudad con
Mariana, la antigua capital de Minas Gerais y pueblo colonial muy pintoresco.
Pero los frecuentes deslizamientos de tierra han cortado la línea y se espera que
vuelva a funcionar pronto después de dos años de interrupción. En Ouro Preto la
gastronomía es esencialmente minera: feijoada, pan de queso, frijoles
negros y el delicioso pan con linguiça (una especie de longaniza) que
propone la cafetería Sanduíche Ouro Preto. Y alrededor de cada iglesia y de su
plaza se han formados los barrios con características propias.
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