Juego de reflejos entre Velázquez y Picasso en la Casa de Velázquez en Madrid - El Nuevo Herald
Reseño para El Nuevo Herald la exposición Velázquez / Picasso que visité en noviembre en la Casa Velázquez de Madrid. Aquí la dejo:
enlace:
Juego de reflejos entre Velázquez y Picasso en la Casa de Velázquez en Madrid / William Navarrete
Juego de reflejos entre Velázquez y Picasso en la Casa de Velázquez en Madrid
William Navarrete*
La Casa de Velázquez es una institución casi centenaria y, de cierta manera,
la vitrina académica y cultural de Francia en Madrid. Inaugurada en 1928 en los
terrenos de la Ciudad Universitaria de la capital española, el edificio fue bombardeado y parcialmente destruido
durante la Guerra Civil en 1936 y reconstruido en el sitio original en 1959. La
institución, que es parte de la Red de escuelas francesas en el extranjero,
concede 30 becas anuales a artistas plásticos, aunque también para investigadores,
doctorados y otras categorías académicas. Forman parte de sus actividades la
organización de coloquios, proyecciones, conciertos y la edición de ensayos,
catálogos y otras publicaciones.
Tres veces al año, la Casa acoge exposiciones temáticas, siendo la última del
2023 (vigente hasta el 15 de febrero de 2024) “Diego Velázquez invita a Pablo Picasso”, organizada por
Nancy Berthier, directora de la institución anfitriona, y Emmanuel Guigon, director
del Museo Picasso de Barcelona, quien también realizó la curaduría. La muestra
celebra el cincuenta aniversario de la muerte de Picasso, a la vez que rinde
homenaje, por primera vez bajo su techo, al artista sevillano que inspiró el
nombre de la Casa.
La exposición se complementa con la obra de la artista valenciana Carmen
Calvo, antigua becada (hace cuatro décadas) de la institución, quien, para la
ocasión expone un cuaderno de unas 200 tarjetas postales con collages,
inspiradas en gran medida de Las meninas de Diego Velázquez. Parte de dicha serie fue concebida en 2018 para la retrospectiva
que le dedicó el Museo Picasso de Barcelona y ahora ha sido ampliada con 110 nuevas
tarjetas para la exposición madrileña.
La muestra tiene como punto de partida un momento en la carrera de Pablo
Picasso en que el artista se encerró entre agosto y diciembre de 1957 para
dibujar 46 variaciones sobre el tema velazqueño de las meninas, a la luz de una
exploración/apropiación de la obra del maestro del Siglo de Oro. Una serie que donó
en 1968, en su integralidad, a la Ciudad Condal, junto con un retrato de su secretario
y amigo Jaume Sabartés, así como nueve motivos llamados Los pichones y
tres paisajes que contemplaba desde su villa La Californie, en Cannes.
En su primera visita al Museo del Prado en 1895, Picasso tiene apenas 14 años
y lo primero que hace es copiar dos cuadros de Velázquez: El bufón
Calabacillas y El niño de Vallecas. Dos años después, antes de presentarse
al examen de ingreso en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de
Madrid, copia el retrato de Felipe IV anciano, realizado hacia 1653. Se sabe que
Picasso solicitó cuatro veces el permiso para copiar in situ obras de Velázquez,
El Greco y Murillo. Tras su regreso a Cataluña realizó un boceto en un cuadernillo
–visible ahora en la Casa– en el que anotó “Greco, Velázquez INSPIRARME”. El
propio Sabartés precisó que Picasso sólo buscaba un punto de convergencia con
la obra de la que se inspiraba para crear la suya propia.
Para todos es sabido que el más español de todos los pintores de la Península
estuvo por última vez en su tierra natal en 1934. Que falleció en 1973, en
Francia, país en donde vivió desde 1904 hasta su muerte, sin renunciar a su
convicción de no regresar a España mientras no hubiera democracia, sueño que no
pudo cumplir, como tantos otros exiliados. El catálogo de la exposición con ensayos
muy bien documentados, recuerda, en un texto de Géraldine Mercier, la
nominación del artista malagueño, el 19 de septiembre de 1936, como director del
Museo del Prado, un puesto que, en medio del estallido de la guerra, no se supo
nunca si aceptó o declinó. La autora del texto sobre este capítulo poco
conocido de su vida, reproduce el telegrama de 1937 enviado por Picasso al
Congreso Internacional de Artistas de Nueva York en el que asume su título de
director del Museo y da fe de que el gobierno de la República puso a buen recaudo
las obras del Museo para protegerlas de los bombardeos.
La Casa invita a participar en este juego de reflejos a la artista Carmen
Calvo (Valencia, 1950), y lo hace con su serie “El tiempo que apasiona”. A
Calvo le interesa la arqueología del tiempo, fundamentalmente el de su juventud,
aún bajo la dictadura franquista, la mordaza y la imposición de códigos
machistas, católicos o discriminatorios, y todo el arsenal de intolerancias propio
de los regímenes totalitarios. A la serie anterior Calvo añadió 110 postales
con guiños a Las meninas de Picasso apropiándose de manera mordaz,
sarcástica o, simplemente irreverente, de mitos, estereotipos, personajes clave
de la Historia o de otros convertidos en mediáticos por la prensa y la televisión.
Y justamente la televisión es el colofón del ocaso de la muestra, como parece
haberlo sido para el propio Picasso, quien termina interesándose en este medio desde
los inicios de los años 1960 como parece entreverse en “La parada de los
cómicos ambulantes” (1968), uno de los 66 aguafuertes de su Suite 347.
Hay mucho de la España popular, desde la tragicomedia de La Celestina
hasta El Quijote, como también lo hubo en el universo velazqueño, en la comedia
de Lope de Vega o el mundo de la picaresca que irrumpió entonces en la pequeña
pantalla reviviendo los clásicos de otros tiempos, recontextualizados para
burlarse de los tiranuelos de siempre.
El catálogo concluye con tres enjundiosos textos. El primero, de Nancy Berthier,
aborda el tema de Las meninas de Picasso en la cinematografía de Jordi
Vall Escriu, la abortada película de Alain de Chambure con Michel Foucault como
guionista, así como su realización final por Alain Jaubert entre 2019 y 2020. Se
trata de visiones que se complementan desde ambos lados de los Pirineos. El segundo,
parte de la serie de ciencia ficción española El Ministerio del Tiempo,
la más popular en España en lo que va de siglo, y recoge los apuntes de Concepción
Cascajosa Virino sobre las incursiones picassianas y velazqueñas en algunos de
sus capítulos. El último ensayo trata de teatro y, en particular, de una pieza
de Vicenç Altaió, estrenada en Sitges en 1981, con las meninas de Picasso como
protagonistas.
Todo esto hace de la muestra de la Casa de Velázquez un espacio de
reflexión en que inteligentemente se entrecruzan miradas y perspectivas para responder
a la necesidad siempre latente de ahondar sobre los genios del arte, sus influencias,
préstamos y aportes en un recinto académico que es, a su vez, un espacio en el
que confluyen los relatos comunes entre Francia y España.
* Escritor establecido en París
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