Louis Delaporte, entre Angkor et Loches - El Nuevo Herald
Después de visitar la exposición sobre los bronces de Angkor (Camboya) en el Museo Guimet de París, la Oficina de Turismo de Loches me invitó a recorrer la que ha organizado la Cité Royale de Loches en el castillo de este nombre, en el sur del Loira, en homenaje a Louis Delaporte, originario de esta ciudad y a quien se le considera el mejor embajador de los sitios arqueológicos de Angkor en Francia.
Les dejo el texto y el enlace:
Louis Delaporte, entre Angkor y Loches / William Navarrete / El Nuevo Herald
Louis Delaporte,
entre Angkor y Loches
* William
Navarrete
En colaboración
con el Museo Guimet de París, en donde se exhiben en este momento y durante
tres meses los bronces de Angkor (actual Camboya), la ciudad de Loches, en el
sur de la Turena francesa, celebra el centenario del fallecimiento de uno de
sus hijos más ilustres: el oficial de la Marina, dibujante y explorador francés
Louis Delaporte (1842-1925).
Se trata de un
acontecimiento de gran relevancia en que el mayor museo francés dedicado a las
artes asiáticas (el Guimet) y dos sitios patrimoniales públicos de la ciudad de
Loches (la Residencia o logis real y el Museo Lansyer) se han asociado
para rendir tributo a quien se convirtió en el embajador del arte y la cultura
jemeres en la Francia de finales del siglo XIX.
A los 12 años, el
joven Delaporte dejó atrás su ciudad natal, para estudiar en sendos colegios de
Orleans y Lorient, antes de ser aceptado por la Escuela Naval de Brest
(Bretaña) a los 16 años. Sus dos primeras expediciones tendrán lugar entre 1861
y 1863, a bordo de los navíos La Foudre y El Albatros, en ruta
hacia México, seguidas de otra expedición a Islandia y de un primer viaje a los
antiguos reinos de Siam y Cambodia en 1864, primer y revelador contacto con el
Lejano Oriente, que se convertirá en la gran pasión de su vida.
Desde su infancia,
Delaporte demostró un talento particular como dibujante. Varios dibujos con
técnicas mixtas de acuarela y carboncillo realizados durante sus primeros años
de vida sirven de antesala a la exposición. Más tarde podremos ver que estos
dones artísticos fueron un elemento determinante para que se le asignara la
misión de acompañar la expedición de 1866 a través del río Mekong, en la
antigua Cochinchina colonial francesa, junto al comandante Doudart de Lagrée y
otros miembros del equipo, algo que terminará llevándolos, hasta las ruinas de
Angkor.
En una carta
dirigida a su familia en Loches dirá que esas ruinas son “magnificas y
enormes”, para añadir que “la realidad supera toda imaginación, desde la
primera ojeada…”. Evoca incluso las dificultades de abrirse paso en medio de la
maleza intrincada y bajo un sol despiadado, en un sitio en donde ni siquiera
hay un solo sendero trazado que permita recorrerlo.
Como me explicó
Olivier Chable, responsable de la comunicación de la Oficina de Turismo de
Loches quien me recibió y acompañó durante las visitas, una de las razones por
las que Delaporte es venerado en Camboya, incluso hoy en día, es por su enfoque
justo y humanista de la arqueología. Contrariamente a muchos expedicionarios de
la época, se opuso al pillaje de los sitios arqueológicos que exploraba y, en no
pocas ocasiones, prefirió utilizar moldes para reproducir las piezas, en lugar
de sacarlas del contexto en donde se encontraban. De este trabajo con los
moldes, la exposición de Loches ofrece excelentes ejemplos. De hecho, en la
última sala de la Residencia real se explica la técnica que utilizó en Angkor
para diseñar, moldear y transportar las piezas dentro de pesadas cajas desde
Indochina hasta las orillas del Sena.
En 1873, ya
teniente de navío, regresa a Angkor, encargado por el Ministerio de Instrucción
Pública francés de reunir piezas clave del arte jemer para exhibirlas en
Francia. Delaporte prevé grandes moldes y escoge algunas esculturas que, a su
regreso a París, el Louvre rechazará. Fue entonces que, en el marco de la Gran
Exposición Universal de París de 1878 consigue la valorización de estas piezas,
dándolas a conocer al público de la capital francesa. Tanto fue su empeñó y la
pasión con que defendió el arte de Angkor que consiguió, no solo exponer
grandes reconstituciones en yeso de conjuntos monumentales jemeres, sino
mostrar otras piezas que conservaba entonces en Compiegne. Seis años después,
en 1884, y después de mucho insistir, logró la construcción de un primer museo enteramente
dedicado a este arte en el sitio de Trocadero. Se convirtió desde ese momento y
hasta 1924 en conservador del Museo Jemer, poco después llamado Indochino y
extendido a otras culturas del sudeste asiático.
La segunda parte
de la exposición tiene lugar en un sitio especial, el célebre Museo Lansyer,
consagrado a la vida y obra de este pintor también originario de Loches y cuya
residencia en la Ciudadela Real es también un sitio emblemático. Paisajista reconocido
en los círculos artísticos parisinos de la segunda mitad del XIX, Emmanuel
Lansyer y Louis Delaporte vivieron en Loches en el mismo periodo. La casa de
este último (aún en manos de sus descendientes), al pie del torreón defensivo
medieval iniciado hacia el año 1000 por Foulques Nera, no dista mucho de la residencia
del segundo, heredada de su madre y convertida en museo en 1902, una década después
de su muerte.
En una de las
salas del museo, después de admirar muchos de los lienzos de Lansyer, así como
documentos, su rica biblioteca, objetos personales, grabados de Piranese y del
Canaletto, fotografías personales y otros testimonios relacionados con el
artista, nos adentramos en la sala 5 enteramente rehabilitada para acoger las muy
variadas publicaciones de Delaporte sobre Angkor y la historia del primer museo
dedicado a las artes de Indochina en París.
Curiosamente,
algunas piezas relacionadas con Delaporte y Angkor se encontraban antes de 2013
en el Museo Lansyer. Ese mismo año, la Municipalidad decidió que no estaban en
el sitio apropiado y pidió a sus descendientes que las recogieran. Fue Hayaux
du Tilly, bisnieto del intrépido explorador, dudando de la legitimidad de
poseerlas, quien alertó a un conservador del Museo Guimet de París, quien
terminó descubriendo que se trataba de piezas del antiguo Museo Indochino fundado
por Delaporte, y que habían sido prestadas por el museo para una exposición en
la década de 1930 en Loches. Sin que nadie se diera cuenta durante 70 años, las
piezas nunca fueron devueltas.
Hasta el 21 de septiembre
las exposiciones sobre Angkor pueden ser visitadas tanto en París como en
Loches. Venir hasta este pueblo del sur de la Turena es también una oportunidad
de descubrir un patrimonio impresionante, además de pueblos y sitios de mucho
interés en su área de influencia, y de los que les hablaré en próximas
entregas.
* Escritor
establecido en París

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